La medida adecuada para invertir en agricultura

La intervención de entidades financieras en el medio rural podría suponer la supervivencia de millones de agricultores frente a la crisis sanitaria actual.

Con el cierre de fronteras acontecido durante la pandemia, resultaba tarea imposible para los agricultores la exportación de sus productos, al igual que la adquisición de diferentes elementos tales como fertilizantes y semillas, cuyos precios son tan elevados que se han vuelto bienes de lujo. Este hecho ha destruido millones de economías de familias rurales pertenecientes a zonas desarrolladas, siendo el cultivo de bienes perecederos la cadena más afectada. La falta de exportación de productos agrícolas tanto a países extranjeros como a las propias Comunidades Autónomas ha supuesto la falta de crédito.

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Antes de la explosión de la crisis sanitaria actual, dicho sector ya contaba con fuertes necesidades de financiación (entorno a unos 170 mil millones de dólares). Este sector es llevado a cabo, en su gran mayoría, por pequeñas y medianas empresas, las cuales ven afectadas su ritmo habitual de trabajo y ven en peligro la continuación de su actividad. Hasta la actualidad, dichas economías rurales recibían su fuente de financiación por pequeñas entidades financieras, el siguiente eslabón de la cadena que se ha visto perjudicado como consecuencia del 50% en el repago de créditos. Esta cadena lleva asociada la disminución de la compra de fertilizantes, semillas y por tanto una bajada en la productividad y en los beneficios obtenidos.

Sin embargo, estas realidades llevan asociadas un problema que no sólo afecta al mundo rural, sino a la sociedad en su conjunto ya que desencadenará en un problema de seguridad alimentaria. Por otro lado, la suspensión de las clases privará a muchos de sus estudiantes no solo de su forma de aprendizaje sino de su ración diaria de comida. En cuanto al papel de muchas mujeres, el aumento de las responsabilidades en el hogar hará caer sus oportunidades productivas y económicas. Además se prevé una caída en el número de remesas en los países menos desarrollados, suponiendo una fuerte reducción de sus ingresos.

 Ante esta cadena de problemas, los países más afectados serán aquellos cuya principal fuente de flujo económico en su PIB sea la agricultura y aquellos que sean grandes exportadores. Es por ello que se necesita una rápida inyección de financiación, para paliar los efectos antes de que sean demasiado agregados.

Parar el efecto devastador que puede acarrear depende en gran medida de todas aquellas fuentes de financiación de las que dispone un estado, prestando atención a las necesidades de financiación de PYMES y pequeños productores. Medidas necesarias para reforzar el sistema y evitar un desmoronamiento económico.

Se debe plantear hacia dónde se dirigen los instrumentos y las fuentes de financiación de la economía, dando importancia al sector agrícola y destinando al mismo un mayor volumen de capital para poder continuar su actividad durante esta fuerte crisis. El objetivo principal debe ser la obtención de un sistema mucho más productivo, eficiente y sostenible.

Noticia obtenida de: https://elpais.com/elpais/2020/09/10/planeta_futuro/1599751325_807161.html (14 de septiembre de 2020)