Ante el cambio climático: Agricultura inteligente.

El conocimiento de la naturaleza, la tierra y la climatología ayuda a una agricultura más eficiente y productiva. Es por ello, que se convierte en una necesidad la anticipación al cambio climático, con el objetivo de conseguir la máxima eficiencia en la agricultura.

El cambio climático ha supuesto en los últimos años un incremento del calentamiento global, las sequías y las inundaciones; causas que dan como objetivo una reducción en las tierras disponibles para el cultivo así como el agua para alimentar a las mismas. Todo ello, tal y como apunta la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), supondrá un aumento de plagas y distintas enfermedades en cultivos dando como resultado una agricultura menos eficiente y saludable.

Las zonas más preocupadas por este hecho son el Caribe y América Latina, dos zonas que se han convertido en los principales productores y exportadores de productos agrícolas en el comercio mundial, dedicándose a dicho sector un total de 270 millones de agricultores.

Ante este problema climatológico global, dichas zonas empiezan a desarrollar una agricultura más respetuosa con el medio ambiente, la cual contiene prácticas tales como: la agricultura regenerativa, con irrigación precisa, sin labranza, que utilice productos biológicos y residuos agrícolas capaces de generar energía.

Imagen obtenida: www.lourizan.xunta.gal

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), una entidad con gran conocimiento y financiación en el sector, trata de desarrollar proyectos que disminuyan el cambio climático y aumentan la capacidad adaptativa de la agricultura. Sin embargo, el principal obstáculo de estos proyectos en América Latina es la tecnología, recurso deficiente y que no se posee en todas las regiones. Para acercar dicho fenómeno a las distintas zonas, sería necesario introducir diferentes aspectos tecnológicos tales como sensores, drones o incluso irrigación inteligente.

Sin embargo, adaptarse y luchar contra el cambio climático es un proceso arduo debido a que algunos de sus resultados se pueden conocer antes de que ocurra, pero muchos otros, son desconocidos. Los expertos aseguran que la agricultura de dichas zonas debería comenzar por paliar muchas de sus prácticas que dan lugar a deforestación, reducción de la biodiversidad, aumento de gases los cuales provocan el conocido como «efecto invernadero», desperdicios alimentarios, etc.

 La práctica de nuevas y mejores actuaciones en la agricultura por dicho país han supuesto una gran capacidad de adaptación al cambio climático. Entre ellas destaca la agricultura sin labranza; la cual permite sembrar sin destruir la microbiología contenida en el suelo de cosecha.

Las prácticas sostenibles con la climatología son diversas; por ejemplo, en Argentina se realiza la siembra directa, un tipo de producción que frena las temperaturas extremas. Otro ejemplo sería el desarrollado en México por la empresa Ejido Verde, tratando de realizar propuestas regenerativas y sostenibles de la plantación de pino, así como la obtención posterior de la resina del mismo. Dicha producción ha sido instalada en zonas que fueron degradadas en la antigüedad como consecuencia de la tala de madera indiscriminada. En 2019, consiguió reforestar 4.000 hectáreas y tiene un objetivo de llegar a las 12.000, cifras que se traducen en una absorción total de 6 millones de toneladas de dióxido de carbono. Por otro lado, la resina obtenida de dichas plantaciones posee aplicaciones industriales que sustituyen al uso del petróleo, reduciendo así los gases del efecto invernadero.

Todo ello ha conseguido integrar las prácticas más tradicionales con el comercio, reducir ciertos aspectos que contribuyen al cambio climático y alimentar una producción sostenida y eficiente.

La era del Big Data y los algoritmos matemáticos

La empresaria brasileña Mariana Vasconcelos ha creado la plataforma Agrosmat, un sitio web que promueve la agricultura en base a datos exactos y no a las co, mediante la implantación de la tecnología en los campos de cultivo. Asegura que usar datos exactos contribuye a tener cultivos de mayor eficiencia y calidad, ya que al no basarse en costumbres, se aumenta la probabilidad de usar las decisiones más adecuadas.

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La brasileña asegura que es necesario que todos los agricultores cambien sus costumbres por otras que incluyan el uso de tecnologías tales como sensores o drones. En el caso de su plataforma, los sensores se conectan entre si, sin la necesidad de usar redes con acceso a internet. Dichos sistemas recopilan toda la información necesaria para luego asesorar sobre las mejores opciones del consumo de insumos en el proceso de cosecha.

La recolección de datos o Big Data, es un instrumento poderoso para alcanzar una agricultura más eficiente y sostenida. Sin embargo, el principal inconveniente existente es la reticencia de muchos agricultores al uso de la tecnología en sus cosechas.

Cabe destacar que aunque durante la crisis sanitaria actual la agricultura ha sido el único sector que ha seguido con su actividad, también ha visto fuertemente incrementada sus costes de producción. Aunque, la tendencia que ¡se ha adquirido en este proceso ha sido la compra de productos locales, más cercanos y sostenibles con el medio ambiente.

Noticia obtenida de: https://elpais.com/elpais/2020/09/10/planeta_futuro/1599723844_846240.html (13 de septiembre 2020)